9 sept 2014

F60.3 Trastorno límite de la pesonalidad [301.83]



Dra. Lettuce Court: 

La paciente que me derivó no satisface criterios suficientes para diagnosticar trastorno borderline.. Recomiendo seguir haciendo diagnósticos diferenciales por la rama de los trastornos de la personalidad narcisista y el trastorno histriónico. De ser insuficientes los criterios, ver también los trastornos mixtos, todos los tipos de bipolaridad. En el peor de los casos, dejo a su criterio los diagnósticos de psicosis y depresion menor "no especificados "


No veo en la paciente, un patrón general de inestabilidad en las relaciones interpersonales, la autoimagen y la efectividad, tampoco una notable impulsividad, que comienza al principio de la edad adulta y se dan en diversos contextos, como lo indican cinco (o más) de los siguientes ítems:


1. Esfuerzos frenéticos para evitar un abandono real o imaginado.
(No incluir los comportamientos suicidas o de automutilación que se recogen en el Criterio 5).


2. Un patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas caracterizado por la alternancia entre los extremos de idealización y devaluación.


3. Alteración de la identidad: autoimagen o sentido de sí mismo acusada y persistentemente inestable.


4. Impulsividad en al menos dos áreas, que es potencialmente dañina para sí mismo (p. ej., gastos, sexo, abuso de sustancias, conducción temeraria, atracones de comida). 
(No incluir los comportamientos suicidas o de automutilación que se recogen en el Criterio 5).


5. Comportamientos, intentos o amenazas suicidas recurrentes, o comportamiento de automutilación.


6. Inestabilidad afectiva debida a una notable reactividad del estado de ánimo (p. ej., episodios de intensa disforia, irritabilidad o ansiedad, que suelen durar unas horas y rara vez unos días)


7. Sentimientos crónicos de vacío.


8. Ira inapropiada e intensa o dificultades para controlar la ira (p. ej., muestras frecuentes de mal genio, enfado constante, peleas físicas recurrentes).

9. Ideación paranoide transitoria relacionada con el estrés o síntomas disociativos graves


El DSM- 5 (Sección II) describe al TLP como un patrón de inestabilidad en las relaciones interpersonales, la autoimagen, los afectos, y de una notable impulsividad. 
CRITERIOS DIAGNÓSTICOS
Un patrón general de inestabilidad en las relaciones interpersonales, la autoimagen y la afectividad, y una notable impulsividad, que comienzan al principio de la edad adulta y se dan en diversos contextos, como lo indican cinco o más de los siguientes ítems: 
1. Esfuerzos frenéticos para evitar un abandono real o imaginado 

2. Patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas caracterizado por la alternancia entre los extremos de idealización y devaluación

3. Alteración de la identidad: autoimagen o sentido de sí mismo acusada y persistentemente inestable

4. Impulsividad en al menos dos áreas, que es potencialmente dañina para sí mismo 

5. Comportamientos, intentos o amenazas suicidas recurrentes, o comportamiento de automutilación

6. Inestabilidad afectiva debida a una notable reactividad del estado de ánimo

7. Sentimientos crónicos de vacío 

8. Ira inapropiada e intensa o dificultades para controlar la ira 

9. Ideación paranoide transitoria relacionada con el estrés o síntomas disociativos graves 

El nuevo modelo alternativo de trabajo propuesto en el DSM- 5 en la sección III para los trastornos de la personalidad incluye criterios diagnósticos generales para los TP.
Elementos del funcionamiento de la personalidad
El auto funcionamiento implica:

Identidad: experiencias de uno mismo como únicas, con límites claros entre uno mismo y los otros: estabilidad de la autoestima y precisión en la autoevaluación, y capacidad para regular una amplia gama de experiencias emocionales.

Autodirección: búsqueda de objetivos de vida coherentes y significativos a corto plazo; utilización de las normas internas constructivas y pro sociales de comportamiento; capacidad de auto reflexionar 

El funcionamiento interpersonal implica:

Empatía: comprensión y apreciación de las experiencias y motivaciones de otros; tolerancia ante las diferentes perspectivas; comprensión de los efectos de la conducta de uno mismo en los otros.

Intimidad: profundidad y duración de la conexión con otros: deseo y capacidad de cercanía: reciprocidad en las relaciones que se refleja en la conducta interpersonal.
Criterio C y D


Las alteraciones en el funcionamiento de la personalidad y los rasgos patológicos de personalidad están relativamente generalizados en una amplia gama de situaciones del contexto personal y social, ya que la personalidad se define como un patrón de percepción, en relación con que se tiene del medio ambiente y de uno mismo.
Criterio E, F y G. Explicación alternativa para la personalidad (diagnóstico diferencial)

En algunas ocasiones, lo que parece ser un trastorno de la personalidad, puede ser mejor explicado por otro trastorno mental, los efectos de una sustancia u otra condición médica, la fase normal del desarrollo, o los aspectos socioculturales del ambiente del individuo. 


A. Insuficiencia moderada o mayor en el funcionamiento de la personalidad, que se manifiesta por dificultades propias en dos o más de las siguientes cuatro áreas:


1. Identidad: autoimagen notablemente empobrecida, mal desarrollada o inestable, a menudo asociado con un auto- criticismo excesivo; sentimientos crónicos de vacío; estados disociativos bajo estrés.


2. Autodirección: inestabilidad en la metas, aspiraciones, valores o planes de carrera. 


3. Empatía: capacidad comprometida de reconocer los sentimientos y necesidades de otros, asociado a hipersensibilidad interpersonal, percepciones seleccionadas parcialmente, de los otros hacia atributos negativos o vulnerabilidades. 


4. Intimidad: intensas, inestables y conflictivas relaciones interpersonales, marcada por la desconfianza y ansiedad de una preocupación real o imaginaria de abandono; relaciones cercanas que a menudo van en extremos de idealización y devaluación y alternancias entre la sobre implicación y la lejanía. 
B. Cuatro o más de los siguientes rasgos de la personalidad patológica, de las cuales al menos una debe ser impulsividad (5), toma de riesgos (6) u hostilidad (7):


1. Labilidad emocional (un aspecto negativo de la afectividad): experiencias emocionales inestables y cambios frecuentes de humor, emociones que se despiertan con facilidad, intensamente y fuera de toda proporción del evento o circunstancia. 


2. Ansiedad (un aspecto negativo de la afectividad): sentimientos intensos de nerviosismo, tensión o pánico, a menudo en reacción a tensiones interpersonales; preocupación acerca de los efectos negativos o experiencias pasadas desagradables y futuras posibilidades negativas; sentimientos temerosos, aprensivos o amenazantes de lo desconocido; temor de desmoronarse o perder el control.


3. Inseguridad de separación (un aspecto negativo de la afectividad): sentimientos de rechazo de otras personas significativas, asociado a sentimientos de excesiva dependencia y perdida completa de la autonomía. 


4. Depresividad (un aspecto negativo de la personalidad): frecuentes sentimientos de minusvalía, miserable o sin esperanza; dificultad para recuperarse de estos estados de ánimo; pesimismo acerca del futuro; vergüenza generalizada; sentimientos inferiores de autoestima; pensamiento suicida y comportamiento suicida


5. Impulsividad (un aspecto de la impulsividad): Actúa en el fragor del momento, en respuesta a los estímulos inmediatos; actúa de forma momentánea y sin un plan o la consideración de los resultados; dificultad para establecer o continuar con sus planes; sentido de urgencia y conducta de auto-daño bajo estrés emocional.


6. Toma de riesgos (un aspecto dela inhibición): participación en prácticas peligrosas, de riesgo y actividades potencialmente auto lesivas, innecesariamente y sin tener en cuenta las consecuencias; falta de preocupación por las limitaciones y negación de la realidad del peligro personal de sí mismo. 

7. Hostilidad (un aspecto del antagonismo): sentimientos de enojo frecuente y persistente; ira o irritabilidad en respuesta a desaires o impulsos menores.