15 jun 2015

Retiro

Desde Dadá Bistro avanzaba aproximándose en un auto polenta, tipo 6 am. como un proxeneta y su grupo de putos hacia un giro que esperaba parada en la calle Guido ser abordada/o por una parva de duros, cerca de la embajada británica, como un señuelo para entrar al cabaret "Sodoma", listos para tomar champagñe y correr al baño a perfilar lineas para limitar el pase. Venía arrimándose sigilosamente cerca de las tristes murallas del cementerio de la Recoleta. Nadie lo sabía excepto algunos fantasmas del pasado que sabían añorar los buenos tiempos. Iba a durar un toque más, hasta las 9 am. para que le expliquen supuestas técnicas de selección de personal, en un edificio ubicado en la esquina de Esmeralda sobre Santa Fé, esto que en el mercado laboral se llama, muy superficialmente, desde adentro, recursos humanos (RRHH), "psicología organizacional y/o laboral". Más allá de las tranzas que puedan hacer los negociadores de las ART, gremialistas, sindicalistas, capos de los sistemas operativos. Yo había estado leyendo ciertos libros de Sábato: "Hombres y engranajes", "Heterodoxia", "Sobre héroes y tumbas", entre otros límites de la trascendencia del surrealismo. Mis intenciones era intercambiar hasta discutir algunos puntos de vista sobre literatura argentina cerca del Hard Rock. Nadie quería volver a Plaza Francia para quedarse estatuido frente al MNBA, ni podía entregarse a estudiar, ni intercambiar opiniones con un candidato de tamaña locura y exigua experiencia en cultura empresarial cuando el microcentro porteño se acercaba al alba. El postulante declaraba ser competente ante algunas paredes, cucarachones de tribunales, ratas queridas, y algunos que otros profesionales de la salud, la educación y de las fuerzas armadas. Esa era la gente que no podía decidir sobre el futuro de la empresa. Eran el gobierno del estado, la empresa de la corporación y el alma de piedra. Así estaban las cosas en la Av. Libertador. Tenía que volver atrás para seguir adelante arriba del taxi.

3 jun 2015

Clases magistrales III

Una vez sostuve una lágrima que con mi dedo índice recolecté cuando pendía de la punta de la nariz de un pequeño ser de quien manaba de sus verdes ojos, escurriéndose por el drenaje de un pliegue, casi sutilmente, se podría ver como un grieta de poros. Al evaporarse, me dejó un rastro de sal, un recuerdo cristalizado. Todo elemento tiene que pasar de un estado a otro, por una particularidad atómica de la materia. Al fin y al cabo, el pasto seco es un excelente material de construcción para el nido de las aves. El barro, tal vez, se usó antes que el adobe en las construcciones. El punto al que quiero llegar, para ir al grano, es que los elementos existieron desde siempre, fue el dominio de las artes del hombre, lo que los hizo ser útiles y funcionales a sus necesidades básicas. Cuando tuve por segunda vez un libro sagrado, me dediqué a leerlo y cada día empecé a ser consciente de que se trataba, mis acciones debían ser divinas y así fueron, los seres que me rodeaban eran todo lo que tenía, y lo que era mio estaba al alcance de todos, porque no era de nadie. Así me hice amigo de las flores y amante de los animales. Desmaterializándome con la renuncia diaria, de hecho, perdí la noción del tiempo, el espacio y el valor de todas las cosas.

2 jun 2015

Clases magistrales II

En la música, la melodía le hace un lugar a la poesía. Sin letra era solo musicalidad canturreada, una tarareada tarada perdida en la eternidad imaginaria, de fonemas desarticulados y balbuceos acompañados de firulitos. Dimos vuelta los sintagmas y la lógica proposicional para así darle vida a una canción capaz de ser sinfónica por su sencillez y a la vez infinitamente compleja dentro de las posibilidades del universo. Se escribía jugando a hacer el amor con las palabras, mientras ellas hacian el amor. Esa era la consigna. Dar la nota en tiempo y forma, era la clave de su armadura. Así la voz y el alma se hicieron una sola entidad. Las cosas alrededor no eran más que entes que permanecían inertes con su luz incandescente, aun tenue, brillaban acrecentándose a medida que unas a otras se enardecían hasta llegar al sol de una mañana trastornada imposible de alcanzar por las nubes del alba; lejos de la noche cubierta de luminosas estrellas que perdían su encanto ante una luna llena de poder atractivo. Pensaba, después de esa cátedra en la catedral como hacer para saber que tan grande es esa afición al infinito.

1 jun 2015

Clases magistrales I

En el ajedrez, la dama mata porque no quiere que se muera el rey. Dimos media vuelta y todo se volvió tan distante que daban ganas de patear el tablero para armar todo de nuevo. Hubo un silencio de blanca con punto y la materia en su inerte quietud, atractiva, tal cual era, se quedó tal cual estaba. Sin fuerzas físicas; pura química. Me intentaron explicar lo importante que es la ingeniería y me declaré menos inteligente que los demás, aunque en verdad, yo no lo era. No presté atención a las demostraciones experimentales dentro del laboratorio, pero entendí que si no la cazaba al vuelo me quedaba afuera para siempre en un vacío sideral. Tuve que atender. Entonces, me sentí capaz de pedir una explicación científica. Me preocupaba la estática y el magnetismo: la sobrecarga, la descarga y la solución perfecta. No pasaba por el álgebra de los matemas lacanianos, ni por la geometría platónica. Era algo mucho menos abstracto, algo que se trataba de fuerzas opuestas, de la materialidad que existe más allá de la lógica binaria de la cibernética y la teoría de las probabilidades. Era un paseo por el universo, otra vuelta más. Es decir, un fenómeno de "máxima importancia".