28 may 2011

Café 1930

Dadá, nombre infame y sublime, deber y prohibición, filosofía y realidad, mundito de los tugurios. Dadá, harto estoy de nombrarte, cansado de musitar, hastiado de pronunciar y aburrido de decir. Dadá, tu goce es superfluo, tu concupiscencia aerostática, tu felicidad el placer de los surrealistas. Dadá, es el arte psicodélico del diario, la revista, los afiches, las publicidades y el otro comunismo. Dadá, “Menesunda y Batacazo” son el juego del sube y baja; baja y sube, es otro entretenimiento. Dadá, las flores, las telas de araña, la brújula hacia el oeste, las ganas de vivir ¿De dónde salieron? Dadá, nunca nadie amó tanto como las estrellas la oscuridad, que la luna dejó de amar una noche. Dadá, ni peronista ni radical, no saliste bueno, fuiste una amargura en el paladar ojival y la bóveda. Dadá, por lo menos das lo que ningún otro artista conceptual tiene de divino, ellos no te dan nada. Dadá, alguien espera reposando, ficciones literarias de la feria, no de las fieras ¿Serás ese animal? Dadá, ¿otra vez vos acá? ¿allá, ahí? y Aún conservamos tus letras en el siglo XXI, en el que vivimos. Dadá, cuestiono tus amoríos, tus abscesos de ira purulenta, melancólica, nihilista, estúpida y legal. Dadá, espero dar tu sapiencia insana, el clisé entre la vidita y la vidurria, la mundana y la esotérica. Dadá, si alguien te llama desde un fuego sagrado, se chamusca, se quema, arde, y se hace carbón. Dadá, hasta el más ínfimo confín de la asintótica realidad, tangencialmente roza, toca tu culo sucio Dadá, todos aman la exposición, nadie odia la introversión; más de un millón son estos enfermos. Dadá, en ningún lugar del mundo nadie te espera, alguien te decomisa, no les des señales de vida. Dadá, el estado te ampara, la sociedad te avala, la policía te guía, ambos ministerios te la deben. Dadá, lo irracional es un ismo de vanguardia, ni un padre y ni el hijo putativo de los surrealistas. Dadá, así se te llenan la manos de artes, vacía de esencias inmanentes de objetos evanescentes. Dadá, no, si, no, si, no, si, no, si, si, si, si no, no si, no sé, ni sé, se no, no, si, no, si, no, no, oui oui. Dadá, va y no viene, da y no deja, aleja y alejo; nada excepto el espíritu de la estética demoniaca. Dadá, quiere mi lugar, necesita mi espacio, añora mi tiempo y resuelve matemáticas metafísicas. Dadá, tanto te doy que ya me pareces nadie; nada más que un pobre pregonero que da lucidez. Dadá, estrofa del himno interminablemente patriótico, estúpido, patético, y además poco realista. Dadá, ama la belleza eterna de lo no perecedero, lo inmutable, el ideal platónico absurdo del amor Dadá, odia lo feo de la belleza que no es de la realidad tal cual es, como la belleza convulsionante. Dadá, bicicletea calles ajenas, decide mal, elige peor. Nada lo consuela si no es el arte conceptual. Dadá, si es que hay un arte o un artista mejor y más fiel, quiero conocerlo en unas pocas palabras. Dadá, ella tiene que saber que él es un planeta atrás de un hospital en ruinas y palomas torcasas. Dadá, él sabe que ella no tiene que saber que él es uno de ellos, aunque no sepa que no es parte. Dadá, hay algo más que quiero que sepas de mi, esto, la vida tuya vale menos que mil vidas mías. Dadá, no existió en la tierra, ni en el cielo, una criatura o ente, tan artístico como lo fue tu creador. Dadá, dejo que ellos se maten, aquellos que no tienen más que un pálpito, un retazo de tu alma. Dadá, ellos son las partes del todo que nunca hizo ni siquiera un conjunto, ellos no saben de vos. Dadá, algunos pocos saben que lo experimental no consiste en escuchar la música de las ballenas. Dadá, te estás yendo un poquito más allá de donde te quedaste ayer. Tus esclavos, somos amos. Dadá, la lengua inglesa, los alemanes, Europa, te tiene peor que nunca, no soportás esta miseria. Dadá. Imagino que no existe arte superior a la cúspide de tu vertiginoso acuario mental e inútil. Dadá, me tenés así de delirante, así de apolítico, así de ético, así de snob, así de psicoanalítico. Dadá, me da poesía infinita, color imposible de saturar, luz inagotable, sombra irreal, está ahí. Dadá, anti-arte-conceptual-revolucionario anti-tesis¸ anti-happening. Antígona, Afrodita y Atenea.

9 may 2011

Asno rubio dalineano

Alcoholista alucinado, medido y pesado, es juzgado por sus actos y no por sus mejores sentimientos.
Sensación realista del ser que recuerda eternos pasajes de un viaje sin retorno directo al infinito.
Nunca saca boletos cuando se va de viaje, no le hacen falta para ir a ese lugar al que no va a llegar.
Odia violentamente eso que no puede amar, y ama a quien odia lo que él odiando ama con locura.

Real es un concepto fatigado, como palabras de boca en boca, como monedas de mano en mano.
Uno se cree el único cuando ni siquiera es parte de ellos. Aunarse es ser parte de la otredad, Autre.
Bárbaro incivilizado, un borracho bruto, brama, borra, birrea, bizarrea, busca pelos en sus barbas.
Ignorante inculto ígneo, inesperado insano insensato innombrable, inmoral, impredecible, imagina.
¡Oh! omnipotente ominoso, observa ojos ojerosos oxigenados, objeto obsceno, ordinario, ortogonal.

¿Y si perderlo todo no es otra cosa que recuperar lo que no se tiene para saber qué es lo que era?

Dadaísta demoníaco. Don deslenguado; desalentado de duro distante. Dios distraído de dubitativo
Anarquista agnóstico, analfabeto anacrónico, algo anormal, anómalo, anoréxico, amenabareño.
Letrado liberado, lingüista logorréico, lindo loro, limado; loco limítrofe, llamativo leproso lunar.
Incestuosa iracunda, irascible, incandescente inmanencia inmutable, intriga inteligible, idea idiota.
Nadie necesita nada, nunca nombra, no nomina ninguna, ni niega; nostálgica nota nocturna, necia.
Espejismo espectral, expresión estética, esternón estentóreo, eticísta eterno, energúmeno.
Artista ansioso, alienado, amigo amoral, anal asocial, amor alegórico; alguien antológico amamanta.
Naturaleza nauseabunda, nitrogenada, nicótica neurona nacida naïve, narcótica, nor-adrenérgica.
Opulencia ostentosa, opresión onomástica ocre, oscuridad ontológica, odre oscuro obtura (Omkara)

6 may 2011

L'âne pourri

Salvador Dalí publie en 1928 L'âne pourri, un ouvrage surréaliste où il donne les bases de sa méthode « paranoïaque-critique ». Selon Dalí, celle-ci...

"C'est une méthode spontanée de connaissance irrationnelle, basé sur l'association interprétative-critique des phénomènes délirants... Il s'agit d'un traitement qui procède à l'interprétation systématique de la matière expérimentale qui a une tendance narcissique à s'isoler."