23 may 2012

Denuncia falsa

Apócrifa ilegítimidad, trucha fayutez, calcomanía hologramada, doble de riesgo, falsa escuadra, orgasmo fingido, fractal supuesto, mascareteada, irrealidad, farsa fantasmática, antifascimil, clon de la nada, apariencia incorporea, engañapichanga, mentira, mentira.

20 may 2012

Terror nocturno

El miedo es esa emoción terrorífica señal de angustia que da temor; sobreviene como efecto de una pasión dañina, de goces mortíferos y tentaciones inhumanas. Quien padece estas sensaciones, sufre un dolor; da pena. La tristeza preexiste a la culpabilidad; no hay remordimiento sin mordedura. Digo, por el bocado que probó le gusta el pecado; porque había una vez un  mandamiento; se fue al infierno porque se cansó del paraíso, del purgatorio al limbo. No es una cosa sin la otra. Contenido pétreo enquistado en la idea larvada que enseña la vieja escuela de esa filosofía estoica, samotraciana, sadomasoquista ¡No es cuestión! “El dolor es el olor del amor” ¿Quién le dijo que el alma es mala? Lo pensó el abyecto que no pudo dar amor y esbatimenta sombras sobre los seres de luz. ¿Por qué titilan y no brillan? Porque son tenues luminiscencias que se apagan en la oscuridad; luciérnagas murientes; débiles criaturas que no tienen más que una chispa fosforescente. Fluido flúor. Decían: Este hijo de puta lavativa se está opacando, oscureciéndose, atenúa ensombrecido, me ennegrece. Era rubio, claro, lumínico y colmaba vacios siderales; ahora es un grisáceo valor en la escala de los tonos claroscuros y quiere ser colorido. Coloreaba, cantaba, castigaba, condenaba. Su imagen, su encanto, su gracia, se debían a su amor.  Nadie excepto, su gran amigo lo acompañaba a arteBA. ¿Para qué escuchar ruidos del clon corcky? Venia dándole batalla; tocando bien, dedicándole canciones a su novia; hasta que se nos apichonó.

“Así, en la injusticia misma de la ciudad – siempre incomprensible para el intelectual – se revela el progreso en el que el hombre crea a su propia imagen y semejanza” (Del crimen en su relación con la realidad del criminal: Si el psicoanálisis da su medida, indica su resorte social fundamental)

18 may 2012

Percepción hipoacúsica

Recibe cartas robadas; firma al pie de la letra para un poeta.
Escribe inscripciones criptográficas de ultratumba para ellas.
Cacareando canoniza, caretea carrolleando, capta castidad.
Espiralea sigmoidales elipsis de hipnósis en estado de trance.
Pierde piedad o el pistilo en sus gineceos al pedirle papafritas.
Trauma a terrestres travestis con su tremendo trémolo tirano.
Insoportable agua potable de sus canillas y se da a la bebida.
Viva no muere, se hace la viva para darse sus placeres caros.
Ama, amarretea. Agoniza, astilla. Audiciona sin ser receptiva.

2 may 2012

Melancoholismo Poetico

Su madre, era una humilde actriz de reparto que contrajo la tuberculosis antes del  nacimiento de Edgar; alumbrado en una casa de huéspedes de Boston, un  19 de enero de  1809, fue predestinado a vivir en la extrema pobreza,  y de estas desfavorables condiciones de su vida prenatal deducimos fácilmente que el  feto pudo verse afectado por la falta de nutrientes; esta carencia no fue determinante en su condición psicofísica, ya que era fuerte y un gran nadador, pero si en su constitución subjetiva, y también posteriormente en su situación económica de adulto. En “Lo siniestro – Das Unheimlich” (1919) satisfecho después de un profundo análisis etimológico en el que Freud significa la palabra, no sin antes demostrar sus dotes de políglota y lingüista apasionado por la literatura las innumerables acepciones del término, y su relación conceptual con el vocabulario, diferencia lo siniestro que emana de las fantasías intrauterinas y el complejo de castración, con la ficción del poeta. The Double (Der Doppelgänger), obra pionera del estudio freudiano de la literatura; Otto Rank persiguiendo la imagen del doble, destaca la aportación de Poe en William Wilson, donde el doble de Wilson es una proyección de su yo. Otros artículos como “Lo perecedero”; “El poeta y las ensoñaciones diurnas” o “Recuerdo infantil de Goethe en Poesía y verdad”, no son escritos específicamente sobre temas de la narrativa poética, sino estudios de casos. En lo siniestro dictamina de manera apoteósica: “Mucho de lo que sería siniestro en la vida real, no lo es en la poesía…la ficción crea lo que no puede existir” Sublimación. Su padre fue cómico, no se sabe si su afición a la bebida era la de un alcohólico. Más tarde nuestro autor admite que es un hábito vicioso heredado. Promete, abstenerse y resistir la tentación de sus inclinaciones; más es inútil, por abulia repite vivencias de satisfacción primaria y los episodios son cada vez más escandalosos. Muere el padre de una tisis galopante cuando él tenía dos años; queda desamparado con su madre enferma y moribunda, hasta que ella fallece el mismo año dándolo en adopción a Mr. Allan, un rico negociante de la industria tabacalera de Richmond. La representación de la imago materna es la identificación primaria con el objeto de amor perdido, el trauma que elabora en su duelo y el núcleo de la neurosis, conflicto que manifiesta en su melancolía. La elección objetal con la que sepultaría el complejo de Edipo es en la posterioridad, cuando es adoptado y actúa en otra novela familiar y sus procedentes elecciones quedaran fijadas en la otra escena.  En un soneto que le dedica “A su madre”, este poeta escribe: “Because I feel that, in the heavens above…where Death installed you…My own mother, who died early, was the mother of myself, but you are mother to the one I loved so dearly…”  De la familia adoptiva se sabe tan poco como de las aventuras del joven Edgar en su viaje a Rusia. Un evento funesto que no podemos omitir a los fines de nuestro trabajo investigativo, es la muerte de la Señora Poe; pérdida que causa una retrosignificación del suceso traumático de la escena primaria, es decir, la primer pérdida de su madre biológica. Estos dos sucesos van a desencadenar un sinfín de episodios psicóticos improductivos: la cancelación de sus segundas nupcias, después de la muerte de su mujer con la que contrajo matrimonio en incestuoso himeneo (cabe aclarar su mujer era su prima) Por sus desdichas, su tristeza melancólica prefería la compañía de las mujeres por su necesidad enfermiza de afecto, mantenía correspondencia con señoras ricas a las que acudía constantemente en sus estados de miseria, solicitando una ayuda para no perecer y manifestando su deseo de fundar su propia revista. Sus mecenas le propinaban unas limosnas por pena. Debo hacer una salvedad para que no se malinterpreten sus intenciones; nuestro hombre no era afeminado, sino sensible. Y si bien, era un borracho incorregible que en su prodigalidad derrochaba hasta su último centavo de dólar cada vez que era poseído por su delirio de alcohol que culminaba en crisis de embriaguez. Siempre que su salud se lo permitía, trabajaba en magazines, nunca consideró la literatura como un empleo estable; se ausentaba y la miseria le raía las ropas hasta dejarlo harapiento, apolillado al punto de verse obligado a rechazar entrevistas laborales por su condición paupérrima; pero cuando estaba presentable y lúcido era conferencista. No era un vago, sino un poeta vagabundo, hombre errabundo y sin objeto que vive de la palabra.   En 1933, Freud escribe para su amiga, discípula y princesa Marie Bonaparte el lacónico prólogo de su obra monumental: “The life and Works of Edgar Allan Poe: A Psychoanalytic Interpretation” publicado en 1949, en el que reconoce el particular atractivo del poeta norteamericano calificándolo como un autor sobresaliente, aunque patológicamente afectado por intensas fijaciones afectivas y dolorosas vivencias de su temprana infancia. Es la única mención que encontramos del escritor. El duelo es un afecto doloroso; una reacción normal ante la pérdida de un objeto amado o de una abstracción equivalente. Ahora bien, en “Inhibición, Síntoma y Angustia” ((1925) Freud, se pregunta “¿cuándo la separación del objeto produce angustia, cuando duelo y cuándo, quizá, solo dolor?” El duelo implica un trabajo elaborativo, una prueba de realidad, la desinvestidura de la libido del objeto; no es un peligro real. El conflicto en el duelo se resuelve en la elección objetal por el desplazamiento de la libido desligada del objeto perdido hacia otro, el sujeto al retirar la carga libidinosa del objeto, si el deseo es gobernado por el principio de realidad, el mecanismo del proceso primario no causa una regresión patológica, sino una sana introversión de la libido. El cuadro sindrómico del duelo es comparable a la signo-sintomatología melancólica, mas  el proceso es distinto; la diferencia es que en la melancolía la pérdida del objeto no es elaborada, es decir, el afecto es irreconciliable con el yo, y la atribuimos a una predisposición morbosa, que se caracteriza por el desinterés (apatía) y el apartamiento (aislamiento) del mundo externo, y principalmente por la disminución de la filautía (anhedonia). La falta de amor propio, se manifiesta como amargos reproches y acusaciones renegatorias que el sujeto se objeta a sí mismo con un considerable empobrecimiento yoico, indigno de toda estimación, e incluso desvalorizándose, se humilla moralmente criticando su pasado, descontento con su debilidad e inferioridad social, expresando remordimientos y necesidad de castigo. La clave de los reproches con los que se abruma corresponden a otra persona (“transformación en lo contrario”), a un objeto erótico, vueltos contra el propio yo del cual la libido fue retraída por una identificación narcisista con el objeto abandonado. “La sombra del objeto cayó así sobre el yo”,  transformándose la pérdida del objeto en una pérdida del yo; consecuencia de la regresión de la libido objetal narcisista al narcisismo primario. Al principio existía una elección de objeto, un enlace de la libido que por una ofensa real o a causa de un desengaño se sustrajo del objeto y su desplazamiento no fue sobre otro objeto como en el duelo, sino retraída al yo retirando la carga libidinal a la fase oral, resultando de la regresión la formación de síntomas tales como el rechazo a alimentarse, el hábito de fumar y la intoxicación alcohólica que induce estados de manía en los que el yo domina la pérdida del objeto, quedando así disponible todo el monto libidinoso de contracarga ligada al doloroso sufrimiento del  yo. Se suele decir para quienes tienen sentido del humor analítico: “El super-yo es soluble en alcohol” este es un chiste a modo de escarnio, más no hay que tomárselo tan a la ligera aunque tampoco muy en serio si ignoramos la segunda tópica. ¡Lamentable tragedia la vida del poeta y la muerte del borracho un desenlace horrible!