12 ago 2018

Los tiempos de la cura

Cada etapa de un tratamiento tiene una semejanza con un estadío del desarrollo evolutivo. O sea que, se supone de ser progresivo se cronifica o se involuciona si se agudiza. El sentido de la posterioridad en la interpretación y la significación tiene que ser marcados por traumas o puntos de corte. Cuando se interviene con escansiones, que abre la hiancia que deja entrever por la ventana terapéutica el tiempo de duración, del tratamiento, de la cura, o de la sesión, como así también de la enfermedad y de lo que queda de vida. Esta cercanía de la cura como promesa analítica y el furor curandis o sanandis es inconscientemente un alejarse de la muerte. Si el paciente se cansa de esperar se impaciente porque está perdiendo el tiempo de vida. Eso tan preciado que podría estar gozando al bordear los contornos del agujero. Si se lo castra no se regula su posición respecto a su deseo sino que se desbanda el goce fálico al nivel de la palabra hablada.

Regreso al amor

Si es que perdí tu rastro, fue solo en los minutos de silencio que te encontré entre mis pensamientos más diáfanos y claros. La imaginación me llevó a lugares donde jamás estuve, porque no hay coordenadas donde ubicar mi paraíso farmacológico.
Soñé otro mundo en una realidad paralela, que solo voy construyendo con mis fantasías, lejos de la gente, cerca de mi alma vagarosa, etérea y volátil. Pienso que siento lo que me pasa con la ilusión de lo que creo, es una manifestación de mi deseo más puro.
No me resigno a aceptar que me di al abandono y la pérdida del amor. Es el regreso al amor mi más precioso y sagrado tesoro.

Acerca de la virtud teologal

En el rito iniciático, brotaron oraciones en sánscrito de la boca de unas pobres ascetas hispanoparlantes, seres perdidos en un idioma imposible de una cultura prístina. Imposible de apropiársela por vía del lenguaje. Pensé en el hinduismo de mi adolescencia temprana leyendo el Gita, los Vedas, Viaje a Oriente, mi conversión al budismo zen, mi afición al judaísmo y el eterno retorno al catolicismo. ¡Porquería de cristiano!
No pude negar la existencia de Dios, hasta ser un nihilista escéptico, agnóstico, ateo.
Puede recuperar el interés por las religiones cuando me hice psicoanalista pampsiquista.
            Caí en un profundo solipsismo.
Un enfermo con delirio místico, ese que aprendió todo del primitivismo y la eficacia de la magia simbólica tiene más fe, que éstos chantas que se hacen llamar mahariyish, yoguis, “instructores evolucionados”. Pienso que son unos crédulos hipócritas y vende loros que padecen una profunda crisis religiosa porque no cuestionan sus creencias, son simplones flojos de papeles, mediocres que se creen la mentira de saberse conscientes.
                Un psicoanalista no puede hacer más que sonreír ante la ingenuidad y genialidad de tumbar esas neurosis-obsesivas.
                Por todo lo antes expuesto ut supra manifiesto que: 
 El credo es elección de la patria y si hay guerra santa es porque Dios existe.
Dios es uno y no hay politeísmo que demuestre su existencia.
Nunca voy a atender a pacientes que no sean judíos, ateos, protestantes o católicos.
Después de todo el misterio de nuestra fe es la muerte del amor y la crueldad en su grado máximo de locura. Amar la locura es el principio de todo amor al prójimo, porque somos, actuamos, pensamos y sentimos a imagen y semejanza de Dios. Amen. Amén.

La muerte del poeta

Dejó de recitar,
fue besado.

            Dejó de escribir,             
pudo tocar.

Dejó de pensar,
sintió el cuerpo.

Dejó la pluma,
voló sin alas.

Dejó de vivir,
encontró su alma.

Elévame por encima del pleonasmo.
Súbeme arriba de la redundancia.
Bájame debajo de mis pies.

Le petit

Liliput, con la belleza de un diamante en bruto.
Pequeña, con la grandeza de una hormiga tenaz.             
Minúscula, inhibida, como un micrografísmo.
Menor, como el modo de los acordes más tristes.
Chica, como una liendre.
Diminuta, como los microorganismos.
Ínfima, como el valor del peso argentino.
Enana, como un fenómeno de circo.

Sedería

Cede una seda sedante,
en una cama deshecha.

Abstinencia de tu amor,
se hace carne del alma.

El agua no se mastica.
El aire se corta a cuchillo.

No se puede secar la ropa de mañana,
con el sol de ayer.

Alma mezquina

Deja de dar, quizás así, tan solo te den algo más de lo que has dado.
Deja de dar, porque no hay bondad ni bonhomía en la caridad ajena.
Deja de dar, que cuando vuelva algo de todo, esto es nada de nada.

Date a todo lo bello y hermoso como tus únicos bienes terrenales.
Date el gusto de darte arte como lo hace tu suicida corazón.
Date tiempo para sentir que sabés pensar lo que sentías.

Devuelve todo lo que te queda de lo mucho o poco que te han dado.
Devuelve lo que nunca vas a volver a ver, tener, ni poseer.
Devuelve con la mano abierta y dejalos que coman de tu palma.

Has que toda tu riqueza sea tu nobleza.
Has que toda tu opulencia se desprenda.
Has que tu luz brille para los que te aman.

Toma tu tiempo, las horas se encierran cada segundo en los relojes.
Toma las palabras de los locos por verdaderos aires de la sinrazón.
Toma enserio tu delirio de grandeza y sabete siempre acrecentado.

Piensa tanto como puedas, de tanto en tanto, reflexiona.
Piensa tanto como puedas, porque pensar no consuela ni hace feliz.
Piensa tanto como puedas, para que cada día eleves una oración.

Actúa, que los escenarios son, tanto para la comedia, como la tragedia.
Actúa, que los anfiteatros y  las plazas son para mistagogos y agoreros.
Actúa, que tu voluntad sea el motor inmóvil que todo lo mueve.

Estos días de ausencias presentificadas en lo real.
Estas noches sin sueños no son para la oniromancia.
Este tiempo presente de un futuro pasado perfecto.

Nada

La letra escrita suscita.
Nada es real, sino la palabra.
Dicha que dice desdichada.       
Nada es amor, sino locura.
Compartida o repartida.
Nada es paz, sino guerra.
Batallas, victorias y derrotas.
Nada es gracia, sino desgracia.
Defectos de la virtud.
Nada es magia, sino magiar.
Budapest es un buda apestoso.
Nada es alegría, sino epifanía.
Eufonía, una imagen acústica.
Nada es vida, sino dádiva.
Divina diva, la que inspira.
Nada es gloria, sino idolatría.
Poesía desposeída, de mi voz.

Abre

Abre tu corazón ante el cirujano para que te extirpe los ventrículos enfermos y te los cambié por unos de perro; así al sentir que te traicionan seguirás siendo fiel a tu Amo. Abre tu mente al mágico y misterioso mundo, la tierra de la luna.


Solo con una mirada expresalo todo.
Solo con una palabra has que baste.
Dale al Otro lo que no le es propio.
Dale al otro lo que no es tuyo.
Dame a mí lo que quieras recibir.
             Dame una oportunidad de amar.

El éxtasis del esclavo

A medida que el hombre más se aleja de la luz, más grande se hace su sombra.
Con las sombras juegan los tenebristas, con la luz los grandes maestros del barroco.
Los fantasmas son fantasías que por olvido desaparecen en cuerpo, más no su alma.
Una recae cuando se ha levantado; alguno que otro tropieza y se pega un porrazo.
El régimen de visitas restringidas es para reclusos repulsivos que recordando reminiscencias retornan rebobinando, repasando y rememorando el pasado.
Hasta el colmo del cansancio he llegado esperando algo que nunca va a venir. Por eso sigo esperando aún cansado para colmar ese vacía que hay en mi ser y no es nada más ni nada menos que un objeto perdido, imaginaria corporeidad evanescente, ya no de carne, hueso y sangre.
Por otro lado me falta Otra Cosa, algo que me preocupa es lo que lisa y llanamente los simplones llaman amor. Siento que la necesidad imperiosa ha cesado y ahora espero dar sin recibir.
Por eso escribo para mí, para todos, para nadie en especial.
                El desgarramiento del desmembrado es el desencadenamiento de las psicosis, donde ya no hay dolor, porque no existe elaboración del duelo, cuando no hay amor propio, solo sentimientos de irrealidad, despersonalización, desvanecimiento de la palabra, un borramiento, una elisión de la palabra amor que propicia el nombramiento del “Amo”.

El esclavo liberado no es feliz sin la tiranía del Amo.
El Amo sin el esclavo es Amo de sí mismo.
Nació para amar, no siente odio sino desprecio.
El esclavo necesita lo que el amo desea y con saberlo y servirle,
Lo hace siervo, esperando reencarnar en un cervato vil.

Algo del orden divino se le juega al Amo y al esclavo, es que el esclavo cree en Dios y el Amo se cree dios. Así funciona la relación sadomasoquista y se forja el vínculo inalienable.

Los amigos de Dios aparecen en los peores momentos.
El Amo es el único capaz de recibirlos, es el anfitrión.
los esclavos no son amigos sino enemigos íntimos.

Orquidario

La mitad de las cosas dichas fueron ciertas y la otra mitad verdaderos aires…
El tiempo que todo lo consume como un fuego eterno que dejó las cenizas de nuestro amor volar con la brisa de una risa cuando el cenicero de piedra estaba colmado y al lado de la ventana que da al balcón desde donde contemplo el Río de la Plata.
Siempre regalé orquídeas el día de la primavera, siento que es duro el invierno para los que duermen en camas de hospital separadas.
Noche a noche me atormentaba el insomnio al imaginar que te perdía y que no tenía nada más, porque ya no eras parte de mis días y solo existían las flores.

Almost a lot


Apenas puedo,
sonreír y pensar,
imaginar fantasmas,
soñar con camas,
vacías, sin cuerpos,
desnudos al sol.

A poco que tengo las horas,
son las que me debe tu piel,
tan tersa, suave e intacta.

A punto de caer en el olvido,
resurgir como un fantasma,
atravesando la ciudad.

Solemnidad solar,
áureo, dorado,
el iris de Heliogábalo,
el ojo ciego bien abierto,
ese que nos miraba,
ese que ya no nos ve,
ese que nunca me vio.

Cegadora,
la luz de tu alma,
refulgente y cálido,
tu haz, tu aura,
áurea, dorada,
estrella diurna,
de luz brillante.

Cada luz que proviene de ti,
Alimenta mi alma sombría,
Tragaluz, absorbiendo,
toda la luz del sol.

Fue


Se fue,
volvió.
Se fue,
regresó.
Se fue,
volvería.
Se fue,
buscando,
            algo que no se encuentra,
ni cerca ni lejos.
Espejismo ilusorio,
            alucinante, que la engaña.

Vacío sideral


El poeta sintió que la poesía se desvanecía que la musa huía del hombre y solo quedaba su fantasma. Entonces, se dijo: “no está”, no es lo que tenía que decir, pero lo escribió y lo firmó. Se supo acrecentado y entonces empezó a levantar vuelvo con un ala rota y sin el envión que podría propulsarlo al aire. Corrió hacia el vacío y se tiró para planear desde lo alto del risco más pequeño. Voló hasta caer, aterrizó a duras penas y le costó levantarse. Ya no tenía piernas para sostener su peso muerto, el tronco yacía tumbado y su cabeza se desprendió del cuello porque no soportaba tanto dolor de esa vieja mascarilla. Así fue que lo llamaron “títere sin cabeza” y su leyenda quedó sepultada en la memoria del olvido y en los corazones de algún que otro amor mal logrado, hecho de los añicos de espejos interiores del alma. Nunca nadie lloró la pérdida, se retó a duelo contra sí mismo y le ganó la muerte. Se pudrió su cuerpo putrefacto que alimentó con morbosidad, así los gusanos, las larvas, las bacterias y los parásitos se encargaron de carcomerlo. Ya nunca volvería a sentir por los sentidos aquellas sensaciones sensualistas sensacionales. Solo con la imaginación podría sobrevivir a semejante porrazo, a ese golpe en seco que se dio amnesia.
Había anhelado tanto ser parte de un sueño eterno que Dios soñó despierto. Su fabulosa fábula fue una fantasía y nada más que este escrito que dejó tirado por ahí, da fe y cuenta de su simple y pobre vida materias. Hoy solo es un espíritu que acompaña a sus seres bien amados de algún destello de divinidad, casi santo, obrando de manera misteriosa.