31 dic 2014

New Year

Hace tanto tiempo que no leía nada, que se volvió un perfecto analfabeto; que si bien no era brillante en lingüística, estructuraba el habla a su práctica lenguajera. Tenía una forma afásica, casi depravada por el humor de mal gusto, que la pérdida de olfato para la mala poesía, engendra en la mala praxis ortográfica; en psiquiatría, la remisión parcial era la anorexia mental de todos los que sin su cuota para el acicate, escriben con mala caligrafía algo macabro sobre el simbolismo. Los rasgos y los gestos de la tete de la folie, se habían ido casi en su totalidad, le quedaba apenas la muequita incorregible de maniquí que hasta su novia más naïve notaba en la más momia opiómana. Si ella no aparecía de noche o de mañana, él estaba perdido, caía en el servicio de neurología para que los psicoanalistas ortodoxos practicaran la sugestión de la narcosis avalada por un sistema de pensamiento maquiavélico, draconiano y represor. Cuando creía haberla olvidado, la rememoraba pensando en la clínica; todavía hablaba de ella remitiéndose a un montón de guindas y besos con gusto a porro del camino verde. Cuando la tenía presente, su ausencia volvía permanentemente a retrotraerle su erotismo semidesnuda a media luz de zaguán en calles transitadas por fantasmas del pasado. La tenía que convencer para que desaparezca para siempre de su vida, como lo había hecho de su cama. Sencillamente, ella no podía tener la ropa puesta como él el forro. La quería en grandes cantidades y no en pequeñas dosis. Aquel amor era como beber con moderación, por la austeridad de la gente modesta en su humildad viciosa. Birreaba como los brahamanes de lo más bajo de la alta suciedad. Los que castigan por puro placer al sadismo sin ser Sacher-Masoch. Se había olvidado de Sade y las alarmas, Kraft-Ebbing and the luck of the Irish, Freud y los hechos más trascendentes de su vida personal. Cambió todo por guirnaldas y las chucherías que le ofrecía el gran bonete y el pedo característico que le nacía de la mente. Se percató de que ya no había luz y que los focos quemados había que cambiarlos; que lo que se rompe se paga; que lo que se ama se pierde; que el silencio invoca la palabra; que la música quita el miedo; que la verdad habla con el que sabe y la mentira la escucha quien quiere malinterpretar. No entendía como había dejado esa obsesión por las Cocoladas que repartían la mitad de su vida en UK y la otra en BA; y no, la dependencia por la persona más bisexualmente alienada del mundo, un pequeño ser conocido bajo el pseudónimo de Harry Haller, mitad mujer, mitad hombre. Half man, half beast. Tenía la habilidad sin la aceptabilidad, el don sin el perdón, el amor sin el clamor, el mundo sin Edmundo. Así era ese ser, que iba sin dar más que eso que fue esa era. A mis dendritas le dan ganas de cortarte el plexo venal teñido de tinta roja con una hoja, las circuncidadas ramas de árboles que cubren con sus copas las sienes de seres humanos como vos y como yo. La anilina sin paredones de tus esquinas aerostáticas, estratosféricas, lunáticas, atmosféricas; aburren tus sagas plutónicas que van en contra de la polis… Copérnico sin voz y la opera criolla de Kepler, nacida bajo el signo de Tauro. Y si se te corrompe la piel porque el mercurio no te da la razón, podés sacarme mi amor, desenquistando el coágulo de un tumor benigno, nacido bajo el signo de Cáncer. Mientras tanto fluye el veneno de Escorpio por el torrente sanguineo de Géminis. 

25 dic 2014

Cavidad

Xmas, is a contracted form of “ch” in greek, but that isn’t means more than the meaning that these word supposed to means. Christmas is a hard time for all the dear ones. Let me remember what I’ve done and then I’d love to hear what you want to tell me. Let the air in into your lungs, take a deep breath, but not too much, only to live on night and day. I used to say: Among the things that make me sad… your kind of loving has broke my poor heart Harry. Take it and leave me alone. If only love was here, I’ll be taking my time to feeling. Faster than a bullet of a gun. Holding the dreams that we share. Happy Christmas and happy new year, hope you have a lot of fun over my grave. I want to give you some quotes of your favourite writer, Hermann Hesse.

Aphorisms are something like jewels; rarity increases their value, and they are enjoyable only in small doses.

Good Lord, what a world this is, where it is impossible to be decent without becoming neurotic (p.101).

Youth leaves scars on the soul of almost every halfway differentiated human being. Apart from psychoanalysis, there are many means of dealing with them. One of these is religion, and even such a substitute for religion as membership in a political party is another. (p. 84).

Interpretation is a game of the intellect, often a very amusing game, good for clever people with no feeling for art, who are able to write books about sculpture or diatonic music, but never penetrated to the core of a work of art, because they stand at the gate, trying their luck with a hundred keys, failing to see that the gate is open. (p. 512).


It is possible to be a writer, but not to become one. (552).

10 dic 2014

Le rane

Salgo a caminar para matar el rato y en un par de cuadras la gente me saluda al pasar y me dice: "Alan es un músico Spinetteano. Venite a tocar el viernes con nosotros. ¡Che! Mató a mil el recital de Deep Purple. Pasen por casa, cambié la Jackson DR-3 por una Yamaha SG-700".
Vuelvo a mi cuartel infernal y me siento a escribir mientras miro a mi nueva amiga, Elba Tracio, alias, le rane aciaga; es atractiva como todo lo verde, interesante por su fisonomía atlética, pegajosa cual ventosa. Ella me dijo que era la ex-mujer de Rodolfo Ranni, y le creí. Ingenuo. Ahora vive en mi biblioteca y me hace compañía. No le molesta la música power de altos decibeles. Anda por ahí, a los saltos como yo, le gusta la oscuridad como a mí la "Vitamina C". Es una nadadora olímpica. Marca 30'' los 50m. La entiendo perfectamente bien, se siente a gusto cuando está fresco. Su humedad me sube los humos hasta el techo que rezuma lo que la tristeza genera a cuentagotas. Todo el cristal se vuelve madera, yo lo siento. Cuando se escapa de mi vista la tengo que buscar. Jamás la toqué porque no quiero que nadie la toque. Música para dos. Yo canto y ella croa. La fotografía siempre me hizo mal y por eso la considero un arte menor y me borré de las redes sociales. La música según Aristóteles es la máxima expresión de la virtud artística y la mejor profesión. La pintura según Leonardo es superior a la escultura de Miguel Ángel por la mugre que implica su labor. Era invierno cuando me vine a vivir acá, después de la clínica. Volvió la primavera cuando estuve viviendo con ella, vino y se fue. En verano cuando el techo de la casa se cae a pedazos, todavía está aquí conmigo. Tuvo tiempo. Todo tuvo. Tanto fue que hasta ilustró. Invadió mi espacio con su asalto. Irrumpió mi imaginación; lubricando los goznes, tragué mi saliva y se me secó la mente como la boca. La reina Batata, dijo que era amarga la papa. Aprendí a comer el moco de pavo en una gelatina sin un esqueleto. Trasegué la hiel, y la di por perdida, cuando no la encontraba mientras ella se escondía de mí. Como la bolsa que se cae y no se deja ver; hasta que de golpe y porrazo aparece como una visión extraña, alucinatoriamente. Entonces, por eso rezo para no perder el peso en eso, que cuesta lo que vale un beso en la frente. Luego, da la noche a la cancel, la tormenta anunciada se avecina atronando con luces verdaderas, no faltaba más que un cascote le partiera la cabeza a La Petra, una tana que hablaba muy bien el castellano. Ella debería tener un pez en un acuario. Y lo tenía. Por eso los bichos de la luz se posaban sobre la pantalla. Yo lo veía, porque todavía estaba detrás de ella. Era una noche espesa, de esas en las que parece que no pasa nada más que un tacho, un viento arremolinado por la furia del vendaval que arrasa metiéndose con todo, el aire que ventila el alma encerrada en su catacumba con olor a muerto, la osamenta que deja la grela que acusa sus beneficios cuando la piel ya no tiene disfraz. Cuando los vocativos no se escuchan en la interjección de tus desinencias onomásticas. Por eso me alegra tanto estar con mi anuro en estas noches tan pluviales. Ella contrapuntea como Astor. Otra cosa, poca gente invita a morfar. A mí todavía sí. Malvina me limpia las heridas de bala que me dio mi hermano en el pecho. Milagros me hace reír. París es una ciudad tan lejana como Roma. No es para tanto, pero para mí: Almost a lot, but not too much. Leer literatura rusa es lo único que entretiene a Elba Tracio y a Naragizka Popovsky. Seamos gente y no gentuza. ¿Qué pasaría si nos quisiéramos un poco más? Quizás, no nos jugaríamos tanto. Dibújenle el rabo al chancho, es como una e cursiva invertida, como el signo final de la división. Pónganle la cola al zorro, mientras la zorrita se escapa otra vez por la ventana. No hay nada peor que el encierro mental y dental. Una vez alguien me dijo: “Alan, hay miles de millones de puertas cerradas, vos sos la llave”. Le creí. A ciegas. Para mí era sabido de ordinario que lo obvio se cae de maduro. Pero no. La llave era una copia imperfecta. Había que rectificarla, otra vez con el cerrajero. Mientras más dibujaba los contornos del “Hombre Trabex”, más se decía a sí mismo, esto es una obra de arte, aunque era sabido que había cerrajeros artistas que hacían esculturas con llaves mal hechas. Entonces el Dios del cielo, habló en su lenguaje a un ritmo rapsódico y profuso, casi inentendible para los sordos, y dijo:
“Así como chocan las sombrías nubes azotadas por fuertes ráfagas, así las gruesas olas se levantan bajo el ímpetu del errabundo viento, así caen los hombres que se dejan llevar por las mareas”
Era un pensamiento griego sin el pan de centeno contaminado por la filosofía del cornezuelo.
Entró en mi habitación el macho, más oscuro, decidido e intrépido. Me desafiaba, infundía su merecido respeto. Le cerré el ventanal y le dije: Elba Tracio está en la biblioteca. El living era muy confortable. Intuí que yo estaba de más y que Rodolfo Ranni había reencarnado. Él la había encontrado. Tenía que dejarlos por la progenie, la conservación de la especie, la supervivencia del más apto, la selección natural, la reencarnación, la transmigración y la metamorfosis. Así y todo, no lo podía creer, la vida se daba a sí misma donde la vida ya habíase concebido alguna vez, con otros cuerpos, entre otras almas. Era mejor prestarles mis aposentos a un par de batracios que a los seres humanos. Pensé: ¿se acostarán en mi diván y serán felices para siempre? No me quedé con la duda, fui y le pregunté a 16 dedos: ¿A quién busca usted caballero? 16 veces y nada. Era obvio que estaba enamorado de Elba Tracio, apodada “Fantasia”. Toda la noche nos pasamos hablando de las desdichas del mundo que se esconde ante el amor que viene y se va con la lluvia. Yo estaba cansado, pero él no, quería seguir dándole roca al cuerito, croando hasta que Fantasia se le apareciera en sus epifanías anuras. En mí asombro no paraba de preguntarle a Von Helmholtz, cuanto tiempo dura la respuesta eléctrica del ectodermo de la rana. Lo había leído gracias a Freud, pero los movimientos de súbito del macho eran tan avasalladores que me tenía que recluir en mí mismo para que la naturaleza no me ataque. Dios era tan rana que me hacía sentir un sapo. Por eso me fui del living, mientras sonaban los tangos de Piazzolla para esas criaturas que se manifestaron ante mi existencia. ¿Qué más podía yo hacer que dejarlos vivir conmigo? Ah! Claro, tenía que irme a vivir a otro lado. Habían conquistado un territorio que les era propicio para la reproducción, mientras que para mí no era tal cosa, sino un nicho mortuorio. Era obvio, la máxima representación de las múltiples personalidades de Dios, me estaba alejando del lugar donde los animales van a reproducirse o a pastorear, esta es la primer acepción del rastreo etimológico de Aranguren sobre la palabra ética, el éthos griego. La verdad es que nunca vi como hacían el amor, o se reproducían, pero al menos aprendí que viven en mi amplificador valvular, que siempre está caliente y encendido. Algo de maravilloso y enigmático tiene el origen de las especies anuras, eso que nadie conoce, excepto los zoólogos y los científicos que saben todos los procesos por los cuales los batracios siguen existiendo. De una cosa estoy seguro, y es que: Nadie que haya leído todo esto va a reencarnar en una rana, por príncipe o princesa que sea, nunca más Elba Tracio y su galán, Froggie the Pip, un macho persistente, de fisonomía atlética y atractivo como todo lo verde.

4 dic 2014

La pantalla

Detrás de la pantalla se extinguía una luz palpitante; era solo un diodo led, un punto que con cada sístole iluminaba y en cada diástole se apagaba, un marcapasos virtual, algo parecido a un metrónomo de la eternidad imaginaria. Esta pulsación titilaba al ritmo de los latidos del corazón de los cuerpos que transparentaban las esencias de las apariencias evanescentes de la vanidad teatral. Los ciegos percibían un leve tic-tac, un bit sutilmente inaudible para los alados videntes de colmillos desdentados y su sistema de ecolocación. Las arpías del pandemónium oían el rumor de un canto sagrado y los destellos que las centellas de una noche estrellada, dejaban ver en su espesa negrura, allá en el barrio. Él era un guitarrista grosero de dedos mórbidos delicados, le gustaba tocar la mañana, cantar a la tarde y soñar con la noche. "Los días pasan y ajan el diván..." (se decía a sí mismo). ¿Cómo podía ser que nadie lo sepa, lo escuche, lo vea, lo toque?. Su peor pesadilla era que Papá Noél matara a Mamá Noelia antes de fin de año. Las abejas reinas sobrevolaban sus muestras médicas de laboratorios Valcasco y Bernabó. Las cremas que usaban ellas eran tantas que él no quería prestarles atención. "Esas cosas, son de mina..." (se dijo a sí mismo). Entonces un buen día decidió tomarse el buque. Se iba a zarpar, y así fue que izó las velas. Lo tenía todo pensado, pero era un tipo muy discreto, nunca le decía nada a nadie. "A ella, ¡le encanta molestar!.." (no paraba de decirse, siempre a sí mismo). No se iba a morir, se iba a navegar por el Río de la Plata. Hablar era alarde, tal o cual cosa parecía intrascendente bajo el sol. Mientras tanto, pasaba por el kiosquito y veía que la mierda seguía sobre la botella de vino tapada con el corcho, en la esquina de la bolsa con el cadáver del gato exquisito en el estacionamiento. El pasto seguía creciendo como las hortensias. Ya en la Shell, lo conocían todos los playeros y algún que otro empleado sabía en que andaba y con quienes se manejaba. La gran mayoría lo querían bien; él lo sabía porque no paraba de forrearlos y no lo cagaban a trompadas; romper las pelotas con la cabina y el teléfono era su diversión, para su deidad, un pasatiempo en su múltiples representaciones. No le importaba si era tarde o temprano, la cabina no funcionaba y él la reclamaba a toda costa. "Pasá y fijate..." (le decían al hijo de puta). Pensaba que si nadie hacía la demanda, los tecnócratas iban a cortar las lineas y nunca más iba a volver a TELECOMunicarse con la gente que todavía mantenía el fijo; todo era por esa especie de terror a usar celulares, esas células infectadas; sencillamente no podía dedicarse a la citología. Llamaba cada dos por tres para conversar y cuando recibía era obvio que no podía atender, los seres se retraían como artrópodos, se ponían nerviosos como felis catus, prefería no saber que querían. Corte que se fue sin saber que lo amaban. Era así, no había forma de convencerlo que el tiempo perdido era mucho peor que el añorado. Vagó por San Isidro y se comió un pancho tomándose un licuado de banana en lo de Coquito; pateó Palermo con el alma aterida, entró en el club de jazz y se acomodó alucinado en la barra hasta gastarse los últimos morlacos que encanutaba para los forros; un domingo se fue a Boedo a tanguear misas calientes con dos personas que estaba aprendiendo a querer a calzón quitado; al día siguiente anduvo por Don Torcuato buscando a un amigo perdido por la cocaína y recordó a la madre de su madre; arengó por Nuñez sientiéndose millonario, agitando la quebrantada muñeca hinchada, rodó barranca abajo por Belgrano con una flor perfumada en el ojal y terminó paseándose por la Recoleta al son de un trompetista cubano. Dos días después, sin ser un microbio, se fue a Retiro porque sabía adonde escapar para esconderse de sí mismo y sobre todo de Dadá. Llegó a ver el atardecer en un retrovisor, la lluvia a través del cristal de una ventanilla empañada, la ceniza resquebrajada en un cigarrillo consumiéndose, los labios despintados de una boca besada, la pastilla sin su blister, las letras sin palabras plenas, las revistas científicas que coleccionaba, los libros que no podía comprar, la belleza que desfilaba sobre la pasarela cementada era tan encantadora que no la miraba con deseo, sino con lujuria lasciva sin freno; no le daba la vista para leer la borra del último café; apostaba a la riqueza de la cerveza en las simples cosas de la pobre gente que galgueaba por el Abasto. Entonces comprendió por primera vez que tenía que ingresar al conservatorio de la Av. Córdoba, metiendo el burro. De chiquilín que miraba de afuera, había querido estudiar música en el de Olivos, pero su padre no le quiso hacer un visto bueno para el examen psico-físico, lo mesmo que le hicieron para que deje de conducir, hasta que un buen día su jeep se quedó en Pampa y la vía y no arrancó más, para compensar tomó hasta morirse. La poesía lo embriagó de colores, hedores y dolores. Jamás derramó un milímetro cúbico de llanto, aún cuando el cielo se le caía a pedazos, aún cuando el reloj no marcaba las horas de su desdichada suerte.  Seguía firme en su convicción de hacer algo por el mundo para ser alguien en la vida. ¡Eso le faltaba! Volver a ser el que siempre fue. Así era la historia del que esperaba verle la cara a la velocidad, yéndose lejos hasta llegar a ningún lugar, paso a paso. Con cada talan-talan, los tañidos de las campanas de la catedral lo despiertan y el insomnio es otro trastorno que invoca a los espectros del pasado. La enseñanza de este amor es el olvido del recuerdo que jamás pregunta si aflorar es una expresión de su alma manifestante. La quietud y el cambio, son cosas de otras mutaciones. No bastaba con vivir, las flores se lo dijeron así: "Tu destino es solo un-a-parte de la existencia de Dios". Después un silbato sonó en el cielo y todo aquello se hizo oscuridad; fueron acurrucándose entre pétalos que recubrieron sus gineceos. Los atrevidos mirones de los miradores buscaban encontrarlas en paisajes de las lunas suburbanas, pero nadie más las volvió a ver en su delicuescencia fantasmal, de pasajeras nubes continentales. Por eso la empezaron a llamar sin su nombre, chistando, chiflando, chasqueando, chillando; no había forma de desviar su camino trazado, la distancia era abismal en las medidas de su profunda línea desdeñosa por el halo de las lunas de diciembre y sus lúgubres amaneceres.

"A little letter to Lecter with a sheepish message of love" (AL+)

Can I clarify something for you? Just to be our minds clear.
I've always been peeping and gazing at you my dear Haller.
Why are you staring at me like that?. So unkind!
Go and get yourself another fool with green eyes.
To ilustrate my last remark, love was a christmas gift that you gave me.
So I tell you, I think that this sunday soon the sun will go to shine.
May days, not be fair on this week my dear fairy friend.
Bye-bye Harry. Hope you see you soon.
Every kiss you give, sets my soul on fire.
That's why I love you harder.
Better keep it in mind.
Speak to me.
Can't you?