16 ago 2016

Histeria nasal

"Nasología" en italiano significa rinología. No es un chiste para analizar sin reirse, que solo lo entienden los psicoanalistas que jugando con las palabras inconscientemente estructuran el lenguaje inventando un neologísmo para retomar un tema que ya fue tratado por Freud y Fliess en sus momentos de delirio, para hacer diagnósticos basados en la "nosografía del naso". Los lingüistas no se molestan en los neologísmos.  Se trata articular la rinología y el psicoanálisis, con la intención de poder detectar a primera vista adictos a la cocaína de manera presuntiva, sin necesidad de indicar estudios complementarios costosos. Me inspira lo que aspiro, que no es precisamente aire. Todo se lo debo a mi nariz y no a la cocaína. Precisamente cuando las cavidades están afectadas por dicha droga, hay que dejar un registro. Y de esta forma, poder diagnósticar nosotros abstinencia por consumo de cocaína libremente y no tener que ir a un médico clínico para dar algunas pocas horas de reposo por una congestión nasal. La psicología no se interesa en los trastornos temporo-mandibulares, pero pretende determinar las causas del bruxismo porque no tiene la menor idea del valor de la caracterología; sus aportes a la semiología son escasos como el conocimiento de cualquier rama de la salud que tenga un órgano. En cambio los psicoanalistas a pesar de no dedicarse a la psiquiatría, saben de medicina y enfermedades, todo lo contrario a la salud. El consumidor habitual de cocaína constantemente tiene rinorrea bilateral, clara hialina que se asocia a una disminución o pérdida del olfato, formación de costras nasales, epistaxis, así como perforación del tabique nasal. En adolescentes y adultos jóvenes varones se sospecha un angiofibroma juvenil en las epistaxis recurrentes unilaterales asociadas a una obstrucción unilateral. En los adultos jóvenes de ambos sexos se debe descartar la inhalación de cocaína. Por su calidad, la rinorrea se clasifica en acuosa, mucoide, mucopurulenta, o hemática. Por su aspecto, en clara y diluida, blanca y espesa, amarilla, verdosa y hemorrágica, entre otras. Se denomina normosmia a la capacidad normal de olfacción y anosmia a la incapacidad completa para oler. Hiposmia es la disminución de la capacidad cuantitativa de olfacción. Las alteraciones en la percepción cualitativa de olores se denominan disosmias, e incluyen la fantosmia (percepción de un olor sin estímulo presente) y la parosmia (alteración en la percepción olfatoria ante la exposición a un determinado estímulo oloroso). Y la hiperosmia, se supone que es un cocainómano con alucinaciones olfativas o un perro policía, Una de las tantas características de los cocainómanos es que inhalan y expulsan, el verdadero goce corporal es cuando logran desenquistar y extirparse el tapón de moco y examinarlo. Por eso, todo psicoanalista que se diga experto en adicciones debe saber de citología para poder valorar la prueba del estado de la droga para saber en que condiciones está no solo la el aparato bucofringeo, la cavidad nasal, y por sobre todo la gravedad del caso. Si existen tantos estudios sobre el lenguaje corporal, nadie puede negar que la nariz al tener dos orificios habla el doble sin necesidad de mediar palabra alguna. Ni hablar de la rinotiloexomanía, la psicosis nasal, las dismofofobias, y los estigmas genéticos. Esto es lo mínimo indispensable que debe saber un profesional de la salud especialista en adicciones.