6 feb 2013

Flower Power

"I can almost remember, the smell of your powerful flower..." Eso pensó el orate del rock mientras la Giovanna intentaba escapar de la prisión de la mente; en tanto que, el que enriquece, el que enriqueció, y el que se dejó enriquecer, ensayaban otra canción para saber si Dios era preciso o precioso. Entonces el tipo entendió que ella era menor y que nunca más probaría la gelatina Nikov, hecha con uno de los productos más nobles que la rusificación pangermanista nos legó, para ser diferentes como Gorvachev; La señora Pushkin, o Vladimir Putin. Rasuraba su barba roja con la hoz y mientras más se afeitaba, más le crecía la nariz; ese era su centro, su punto de referencia cuando tenía en la mira a su presa sexual, a la cual estaba a punto de disparar, hasta que se detuvo y no tiroteó, porque ella no era otro caso de gatillo fácil. Ellos se iban a casar, o mejor dicho, planeaban irse de cacería en familia, amigos y el gran pescador. Antes de irse al campo, el viejo le quitó la llave de enhebro, el martini, la Maruti y él tuvo que saltar la pared esa noche para tomar prestado cigarrillos. Resulto ser apedreado por su propio padre. La suma de los hechos era importante, pero a ese todo le resultaba igualmente intrascendente: La boda que tendría lugar en Eslovenia, Lituania, Letonia, por si ella no se desarrollaba, en los balcanes, con la música en vivo de Emir Kusturica & The No Smoking Orchestra; y si era en el Piamonte, con los temas de Angelo Badalamenti. Nada ni nadie le importó más que su viaje al sur. El niño murciélago se transformó en el hombre jirafa cuando tuvo vento para garpar el cotorro donde pernoctaba Gardel en sus noches de insomnio. Tren de Constitución a Bahia Blanca via Pringles, de ahí su ruta, rumbo a las Grutas. "Una cosa es con guitarra y otra con violín".