10 ene 2013

Bitácoras

Baires.
Banca,
Banco Bersa Busca:

Benditos badulaques biyuyeros.
Botelleros bastante brillantes.
Billeteras bien bibliotecarias.
Bacanes, borrachos, bíblicos.
Bizcachas, bizcochos, bananas.
Buenas bacterias beneficiadas.
Burros, babosas, búhos, buitres.
Batracios belígeros, brahamanes.

Y a todos los ventajista de la caridad ajena, agiotistas y especuladores, informa:

Pagarán muy caro un gesto que valga más que una mueca desfigurada por succiones al vacío de bocas dispépsicas de rostros cadavéricos con las mejillas chupadas por hábitos viciosos que secan la mente y el vientre. Una fortuna cuesta la cachetada que vale un aplauso; que sale por la risa sacada al fíado con una insinuada y casi sutil sonrisa, negociable por una carcajada que descubre la dentadura equina, en el establo donde relincha un pingazo pura sangre regalado. Hablando de la esquina en un lenguaje flemático, no se entiende la verdad con un lacónico y quejunbroso "ajá" carraspeado, tosido, escupido en una charla sin palabras. Su precio real depende del costo que le debemos a la incomunicación congestionada por el rugido atronador de la fosa nasal de un rinólogo cocainómano con rinitis. O sea que, hablar hasta la inhibición, el síntoma y la angustia, no es más expresivo que el mutismo selectivo o la incapacidad para vocalizar baladas; la parlanchinería es una glosa nasofaringea inentendible; interpretable para los amigos, más insoportablemente reiterativa, ruidosa, rocosa, rotosa y ronca para la gran persona que escucha el gemido de la bestia.