Si apagan la luz artificial de noche, iluminándonos alumbramos.
Escondido en una habitación, extiende su visión hasta más allá.
Hace la observación llamando la atención cuando nadie lo mira.
Sin ser visto está bien vestido, porque le dieron un visto bueno.
Espía escopofílico ese lunático mirón, fijándose bien donde está.
Ciego o chicato ¡ojo miópe! Solo a veces se queda corto de vista.
Haciendo la vista gorda, come mirando; lo que le entra por los ojos:
es la luz que quema sus pestañas, la sombra que dilata sus pupilas;
son colores que cambian humores, pero nunca pigmento verde iris;
esa rutina que retiene la retina; es la imagen invertida que ilumina,
que lo exita con fotones que lo ponen nervioso. Midriasis simpática.
Sin crisis oculógiras desorbitando, su bocio exoftálmico parece fetal,
sus párpados caen como el telón si no hay función en otro escenario.
Nunca saca sus ojos de los huecos, el que siempre los tiene puestos ahí.
"La luz crepuscular abre con el día, las puertas que la noche cerró"
