Llueve y el cántaro se rompe.
Alguien alza un canto al cielo.
Garúa, los transeúntes se mojan.
Ruido de magia, monótono, calmo.
Inunda y lava la maldad de tu
alma.
Mueve el viento las ramas de mi
árbol.
Arrasa con todo como un vendaval.
Silba el aire en movimiento un
tono de re.
Deleznables nubarrones que se
disiparon.
Ennegrecida noche, larga y
atormentada.
Llovía, la jaula de agua
abarrotándome.
Caían las gotas del cielo besando
el suelo.
Inunda y tu alma se purga de todo
mal.
En calma y en silencio, todo se
calló.
Lamento de los dioses que
lloraban.
Otra vez, el cielo está cerrado.