Cerraron puertas y ventanas los temerosos de Dios. Nyambe,
pequeño dios del sol para los hombres de la tribu A-Louyi, ascendió hilando su
tela de araña, según tengo entendido por un matricida brasileño, y desde las
alturas dijo: “Adórenme”. Los miembros de la tribu respondieron: “Matemos a
Nyambe”. La castración simbólica es el mensaje de la leyenda sumeria que fue
apropiada por la comunidad hebrea de la que fui expulsado cuando debatieron
sobre la transmisión del Talmúd contemplando la Torah. El sistema patriarcal no
es secundario para Himen, la paciente de Inti, un ginecólogo rúnico. Aún me faltaba
dilucidar por qué el verbo babal (confundir)
es tan significante para la exploración simbólica que hacemos en este humilde
rastreo etimológico. Por otro lado: la paternidad es función del nombre del
padre, significante primordial de la metáfora, amar al prójimo para los
cristianos y odiar a quienes pongan en peligro la integridad de los suyos y su
progenie, su clan, su estructura familiar, para los ateos que odian a Nyambé. Me
sorprendieron lo cultos que son y Samuel Tesler, el filósofo villacrespense fue capaz de subordinar a una clínica entera solo para criticar a un personaje de
Adán Buenos Ayres.