No le pasa muy
seguido, por eso es un hecho insólito, pero es posible. Sucede una vez al mes, en
un despertar sin resaca, y es por eso que tiene el melancólico poder de recordar
todo el ayer perfectamente bien, con la clarividencia que le da la lucidez; amanece
sintiéndose capaz de olvidarse por un momento de su heroína soviética Bluma
Zeigarnick para evocar sin el menor esfuerzo mental: sueños, rostros, libros,
conversaciones, pinturas, poemas, canciones, actos, animales, árboles, autos,
programas, prospectos, pastillas, golosinas, deberes, colegios, alumnos,
profesores, etc. Activa la gestión, de puro vivo que es, sin pensar en oro,
plata o cobre, sus deudas se disipan, y se entrega a rememorar reminiscencias de
vivencias sin su característico onanismo verbal, es decir, ese goce fálico de
orador, la propalada palabra mistonga del típico escritor nihilista, un
hombrecito desgarbado, que suele parecerse a un autómata dadaísta, de esos que
le gustan los aplausos y no deja ni por un solo día de entregarse a lo funambulesco,
porque denuncia las actividades saludables de personas insanas que no le
transmiten buenos aires; esas que suspiran un perfume en su hálito dorado, sin
exhalar el vapor etílico para perfumar las calles con una fragancia floral y no
fruticosa como la que él emana con sus jadeos y carraspeos roncos y tosidos por
sus calles. La gente “lindi” le da rabia porque cree ser un loco lindo,
entonces tiene que darse dique con el corte de esas ínfulas para reivindicar una
estirpe noble e incestuosa, y asentar cabeza en las mesas del feca, para hablar
con la pared de la realeza de lo real; con voz grave y tono señorial, si es
invitado muy cortésmente por gente bien; o como es su costumbre en la barra de
los bares donde se acoda en el estaño a trasegar cantidades industriales de
bebidas alcohólicas, fuertísimas y carísimas, hasta que con actos expresivos
maníacos y movimientos disruptivos gesticulantes, traga y fuma entre sus miles
de porquerías sacadas de los bolsillos de sus pilchas harapientas de rico, es brutalmente
expulsado o cuidadosamente retirado por los dueños del local.
Los que saben a quien
describo, no necesitan más características del gran sujeto, del que paso revista
para contarles la crónica del día que no tomo ni una sola gota de agua:
Se despertó varias veces, siempre sorprendido de lo felices que son sus
paisajes y personajes oníricos cuando no son deformados por condensaciones y
desplazamientos por su cerebro dañado, que trabaja para él contratado por un
pacto con el ebrio, beodo, el borracho incorregible que es todos los días que
tiene plata:
“Yo te adormezco las neuronas, pero no quiero pesadillas, ni insomnio. Mañana
pasame la cuenta del deterioro y te doy lo que te cueste lo que valgo.”
La mente la llevó más lejos que lo de costumbre y el cerebro pudo
dejarla partir, no es que le dio un ACV. Viajó por los 3 continentes y se dijo:
“Los sueños son más felices y satisfactorias que las alucinaciones”.
Pero esa idea no la podía haber concebido él, que es un pesimista
shopenhaueriano.
Dudaba, si la bella mujer de su sueño, la que se le apareció entre las
parras de vid y “qusa” (la fruta exquisita que ella le enseñó a escribir y
pronunciar, con la forma y el color de una berenjena dulce del tamaño de una
uva chinche, que solo crecía en Rusia) fuera la más rica en la Viña, de los
viñedos del señor. O si algún santurrón de la radio le había lavado el cerebro
mientras dormía; o fue obra de la sugestión de la lluvia hipnotizadora de las
Diosas del cielo gris de una noche de otoño.
No lo sabía, ni lo quería saber.
Tampoco le pagaban por interpretar.
¿Qué dirían sus
fantasmas en el mundo de las sombras? ¿Qué hacés, dormís? ¡No! No te vamos a
dejar que caigas en el estado de sopor que tantas horas de vida te quita.
“Esa gran vida secreta que te das en el silencio de la noche negra.”
Salí desnudo del mausoleo repleto de vid y qusa, donde tuve la visita
de la bella dama, y encontré un grupo compuesto por 5 hermosas mujeres; las que
alguna vez fueron mis novias, y una de ellas me dijo que esa hermosa mujer, era
la hija de Amanda. Cuando me miré hacia el pene, desperté del sueño con una
dolorosa erección.
Hace mucho tiempo que tengo priapismo, pero este sueño no era erótico.
Fui al baño, hice pis, me lavé la cara y volví a mi diván para reconciliar el
sueño, eran las 8:41 am.
Caí en un viaje en micro por áfrica, zona desértica y calurosa. Viajábamos
con mi padre, con un pantalón caqui y anteojos de sol, lo reconocí por su
característico bigote. (Dormí con su chaquetilla, el ambo marca “Saber”. ¡Algo
parecido a un guardapolvo María!)
Él estaba ubicado adelante mío y
mi madre hablaba con el conductor de colectivo, era negro. Al parecer en ese
colectivo había un cacharro que era parecido a una taza sopera, ahí uno tenía
que depositar sus esputos, orines y materias fecales, como cualquier otra
secreción.
Ante lo desagradable de ese recipiente, decidimos bajar en una estación
de servicio YPF (¡En el medio de un tour por el desierto del Sahara!)
Me encontré en el baño,
encerrado con un par de botines verdes tirados en el suelo del box; cuando me
disponía a tomar cocaína me desperté del sueño. Generalmente me pasa que cuando
me voy a fajar de bute, me doy cuenta que es un sueño y me desperté. 9…am.
¿Ahora que sigue? ¿El olvido, la represión o la censura?
En el tercero de mis sueños de aquella mañana, me encontraba con un compañero
de colegio secundario; era un colegio católico llamado, PIO XII. En fin, mi
compañero es hoy Veterinario y creo que trabaja en Australia; yo le decía:
Herr, Herna, Hernio, Hors, “Satelital”, el pibe se llamaba Hernán y su nickname en ICQ era “Splinter”, a su
padre le puse Braulio, porque le gustaba el campo y salir a correr por las
mañanas.
Volviendo al inconsciente de “ZzZ..Sleeper.ZzZ”.
Caminamos por un lugar muy exótico hablando de esta “bella mujer”, la
hija de Amanda, el no sabía nada de ella. Entonces, lo invité a tomar una
cerveza; el tema centrofinal era el conflicto que generaba saber quien de los
dos la pagaba.
Nobleza obliga, el sabía que yo no tenía plata y yo que él no iba a
poner un peso; yo tenía $50 y por eso le dije que vayamos a comprar la birra a
la despensa, y no a tomarla al bar. En la puerta del negocio había una escalera
de mármol de unos 5 escalones, subí y me encontré discutiendo en la caja con el
cajero, un pendejo pajero, con pelo largo rubio y enmarañado, típico “surfer”,
que me dijo: “Tomá, con tu compra te regalamos los ravioles” (que venían en un
pote como de helado de litro); y la birra me la vendió en un sachet de leche;
entonces, cuando me di cuenta que lo que me estaba dando era un yogurt, me
amotiné y le dije: Eh! ¡Trolo! ¡Querés descartar los ravioles porque están
vencidos! Se los tiré a la rebatiña de a puñados, ¡Hijo de puta!
Desde afuera del local, ví que
adentro apareció esa bella mujer saludándome…Eran las 11:55 am.
“Los sueños, solo sueños son…”
A DREAM
In visions of the dark night
I have dreamed of joy
departed.
But a waking dream of life and
light
Hath left me broken-hearted.
Ah! What is not a dream by day
To him, whose eyes are cast
On things around him with a
ray,
Turned back upon the past?
That holy dream, that holy
dream,
While all the world were
chiding,
Hath cheered me as a lovely
beam
A lonely spirit guiding.
What thought that light, thro’
storm and night,
So trembled from afar.
What could there be more
purely bright
In truth’s day-star?
By, Edgar Allan Poe