Recuerdo el día en que el flaco me díó la mano en la confiteria de la trastienda. Simpático.
Inmortalizado por su trascendencia que inspira a los niños que escriben en el cielo. Poeta.
Post-crucifixión. Luis Alberto Spinetta partió sin esperas desde un no lugar. Invisible.
Que enfermedad tan cara la que cuesta una vida tan valiosa. Nostalgia.
Eternamente agradecido por todo su amor infinito y su arte. Espiritualizado.
Para ir al jardin de gente Dios vino a buscarlo en un mamut. Tributemos.
Diganle que a la Fernandez la escuché llorar su sangre roja. Tristemente.
A un dios.